martes, 31 de marzo de 2009

POETA EN BABEL

Por: Juan Carlos Gómez Rodríguez
Febrero 2005


Ni allá ni aquí: por esa linde
de duda, transitada
sólo por espejos y vislumbres,
donde el lenguaje se desdice,
voy al encuentro de mi mismo.
Octavio Paz



POETA EN BABEL

Desde un mirar inverso sueña el poeta
poemas de otro mundo
de otro estado limítrofe de incendios
vive el poeta
de palabras que encierran despertares
en sus trazos magníficos

altas voces le dictan manuscritos celestes

figuras aromadas con fragancias de ensueño
desvaríos volátiles con palabras esdrújulas
y yámbicos racimos como uvas carnosas

retórica del ser que del ser se emancipa

el poeta se oculta en el vuelo inocente
de un lugar que no existe sino en la poesía
ese “nunca jamás” apátrida del tiempo
nube de los hechizos

Peter Pan de los sueños
se distancia y se oculta tras cortinas de alba
y nocturnos oscuros

buscador de oro líquido
se detiene en el filo de un deseo inocente
de una frase no dicha con una imagen cárdena

sus alas de libélula son verbo y trasparencia
el laurel memorable
antídoto de olvidos.


LA LEVEDAD DE UN SIGNO

POÉTICA

I

Traspasar los umbrales de la tinta
y construir cuartillas de futuro
compuertas que se abren al mañana
textos en clave de poesía
para ir más allá
donde la lucidez es sombra
y la sombra fulgor
cuerpo de sueños
onírica sustancia
que hay tras la realidad

e hilar su magia
duende sonoro en el renglón quebrado
en el paraíso
de luces y de sombras donde se halla
la espina de la rosa


II

Sahumar el aire con espliego
azul meditación
patria liviana
a la que yo me exilio

poesía


III

Sorpresivas acuden las palabras
promueven un camino irrenunciable
tras su oculto designio

disponible me encuentran

voy suspenso en sus sombras
con mirada entronada

mi mente las acuna pues voy en lo que escribo

las ordeno las junto con un cordón de vida
con un puente de oxígeno

y
las
amo

así como se ama
a un animal cercado
bello y salvaje
que al más mínimo gesto
se te escapa

IV

En el fondo de la palabra estoy

sangre de lustros de escritura
textos heridos de amanecer
rutas calígrafas en la nívea cuartilla

más allá de sus signos y sonidos estoy
avivando esperanzas
atribulado en ellas
construyendo
este supremo oficio

¿qué es la palabra sino
el color del cuadro que pretendo
la nota del sonido que persigo
el cincel
con que a esta piedra amo?


V

Trenzo en el espacio
brumas de luces y sonidos con silencio
caracolas
que resuenan a mar pero no son el mar
resonancias que disuelven sombras compactas
leves siluetas
que atraviesan océanos

y el corazón espera igual que un joven corzo
el certero disparo
la letanía del verso
el fogonazo
la heredad que otorga claridades
la sublime opulencia
de un retablo barroco
el prófugo sonido de un gong que se propaga
en medio del silencio
el nácar del insomnio
que conforma la perla en su rareza

un micro-mundo que nace y muere con la herida
que me va desangrando
mientras allá
la vida escurridiza
pone pliegues al viento
y ara y siembra y riega
la tierra de labranza

VI


tan nueva y tan gastada
tan perdida
es esos laberintos de las dudas
tan confusa y tan tierna
tan salvaje y tan libre
tan ambigua
como el sexo de los ángeles
tan tatuada en tristezas
dibujada
con sangre de nostalgias
cuerda y loca a la vez
incomprendida
convulsa en la pasión
me has obligado a amarte
me has enseñado a amarte
me has condenado a amarte

oh! vieja libertina
con los labios de Circe
has desvelado en mí
lo que no conocía
escondiendo el deseo
bajo sedas difusas

tu amor es mi dolor
cuando no te consigo
cuando finges que gozas
y te muestras desnuda
para después marcharte
dejándome vacío
alargando mis manos
hacia tu pecho ausente

¡tantos fueron los locos!
¡tantos son esos locos!
¡tantos serán los locos de la palabra nueva!

todos buscan de ti un poco de locura
un resurgir del fuego
cuando tu fuego abrasa
un ahogarse en la espuma
de tu marea viva
¡tan pocos los llamados
a tu albo cobijo!


VII

Te hallaré en los rescoldos
en las ruinas
en los trayectos y sus encrucijadas
cuando penetras húmeda
en mi casa desnuda

te encontraré en las manos
y en los ojos
en las confusas salas
donde medra el deseo
porque tú naces
de desvaríos y sueños
y ajustada en un libro
aún por escribir te voy buscando
cuando febril enciendo
la lámpara del cuarto y hurgo
en ruinas y rescoldos
y en trayectos
arterias que conducen a las encrucijadas
donde brillan oníricos mis ojos
al son de desvaríos y de sueños


VIII

La sentencia se hunde en la desesperanza
¡escribir lo imposible!
acodado en el filo de la hoja
acaricio su esencia en las palabras
mientras afuera
la avenida sigue mostrando sus caminos
sus luces díscolas
abigarradas arterias candescentes
soles artificiales en cielos subterráneos
cauces de piedra clandestina

escribir aquello que se oculta
más allá de la verdad o la mentira
más allá del color o de la forma
más allá del sentimiento fácil
allá del veredicto y la sentencia

escribir lo imposible

IX

Escribir desde la pleamar del sentimiento
para hacerse añicos contra las rocas
y aparecer hendido de despojos

un desnudarse

escribir en un ejercicio de modestia
vivir en el acecho de una voz
de un minúsculo renacer en cada estrofa
de un volver a morir en cada verso

un desdoblarse

escribir para roer los huesos del presente
con ávidos colmillos de nostalgia
depredador de lo dicho y lo no dicho

un devorarse

escribir con la herencia
desde la fuga y la llama
para arder en intentos

un consumirse

para cantar la vida
con las cuerdas templadas
de una humilde palabra


X

Y digo escribir escribirse escribirte
como se abate un puma
cuando nos encuentran sus ojos
de juicio final
y la inflexión de sus guadañas
o cuando su rugido
nos rasguña el silencio
en el momento último del salto feroz
cegador inflexible
con sólo el corazón
como íntima respuesta

XI


Alzo la mirada al amanecer

mientras camino
persigo las últimas luces

la calle bosteza aún
muestra
su desnudez ausente
su textura plomiza
su sincopado respirar
de animal al acecho
el vaho azul metálico
de todas las esperas
pero ella
me saca de este árido espejismo
se apodera de mí
con su cadencia

taconea al amanecer
un blues de madrugada

XII

Otra vez el sol
con el caudal de sangre
y el borboteo de luz
que es el respirar
de una giralda
y el aplomo
de los manantiales

salió para abrir el libro de la luz
que hiere más allá de la piel

salió
para ofrecer su chorro
de intenso néctar ámbar
anegar el cáliz de mi mano
y abrir el túmulo sellado de mi boca
para rugir después
candente en mi cerebro

fue un sabio que paciente
iluminó la noche oscura
y sin saber por qué cómo ni cuándo
se hizo en mí
poesía


XIII


Palabra
aldaba de mi puerta
certera hoja que incide
en la herida más vieja que poseo
armazón
que le devuelve el cuerpo a mis cenizas